Las Teofanías
Una de las maneras en
las cuales Dios se reveló en el
Antiguo Testamento y
trató con el hombre al nivel de un
hombre era por medio
del uso de teofanías. Una teofanía
es una manifestación
visible de Dios, y normalmente la
consideramos como siendo
temporal en su naturaleza.
Como hemos visto, Dios
le es invisible al hombre. Para
hacerse visible, El
se manifestaba en una forma física.
Aunque nadie puede ver
el Espíritu de Dios, se puede ver
una representación de
Dios. Enumeradas abajo se hallan
algunas de las maneras
en las cuales Dios escogió manifestarse en el Antiguo Testamento.
Dios apareció a Abraham
en una visión, como un
horno humeando y una
antorcha de fuego, y como un
hombre (Génesis 15:1;
15:17; 18:1-33). En esta última
instancia, Dios y dos
ángeles aparecieron en la forma de
tres hombres (18:2)
y comieron comida provista por
Abraham. Los dos ángeles
partieron hacia Sodoma mientras que Dios se quedó para hablar con Abraham (Génesis 18:22; 19:1).
Dios apareció a Jacob
en un sueño y como un hombre
(Génesis 28:12-16; 32:24-32).
En esta última ocasión,
Jacob luchó con el hombre
y proclamó, “Vi a Dios cara a
cara.” La Biblia
también describe a esta apariencia como
“el ángel”
(Oseas 12:4).
Dios apareció a Moisés
en una nube de gloria y en
fuego en el Monte Sinaí,
habló con él cara a cara en el
Tabernáculo, y le reveló
Sus espaldas (gloria parcial),
pero no Su rostro (toda
Su gloria) (Exodo 24:12-18;
33:9-11; 33:18-23).
Estas referencias al rostro de Dios y
a la gloria de Dios
probablemente son metafóricas de la
presencia de Dios y
podrían aplicarse a muchos diferentes
tipos de manifestaciones.
Dios se manifestó en
la vista de todo Israel mediante
truenos, relámpagos,
una nube, una voz de trompeta,
humo, fuego, y terremotos
(Exodo 19:11-19; Deuteronomio 5:4-5, 22-27). También demostró Su gloria y envió fuego de Su presencia en la vista de todo Israel (Levítico
9:23,24; 10:1-2). Job vío a Dios en un torbellino (Job 38:1; 42:5).
Varios de los profetas
vieron visiones de Dios (Isaías
6; Ezequiel 1:26-28;
8:1-4; Daniel 7:2,9; Amós 9:1). A
Ezequiel se le apareció
en la forma de un hombre, envuelto en fuego. A Daniel se le apareció en una visión nocturna como el Anciano de Días.
Muchos otros versículos de la Escritura nos dicen que Dios apareció a alguien pero no describen la manera en la cual lo hizo. Por ejemplo,
Dios apareció a Abraham, Isaac, Jacob, y Samuel (Génesis 12:7; 17:1; 26:2; 24; 35:9-15; I Samuel 3:21). De igual
modo, Dios descendió sobre el Monte Sinaí y Se paró junto a Moisés, Se reveló a setenta y cuatro líderes
de Israel, descendió en una columna de nube y Se paró frente a Moisés, Aarón, y María, vino de noche a Balaam,y
vino al encuentro de Balaam en otras dos ocasiones (Exodo 34:5; 24:9-11; Números 12:4-9; 23:3-10, 16-24).
Además de las apariencias
mencionadas arriba, la
Biblia registra otras
manifestaciones que muchos creen
eran Dios mismo. En
Josué 5:13-15, un hombre con una
espada apareció a Josué
y se identificó como el “Príncipe
del ejército de Jehová.”
Este título y el hecho de que no le
reprendió a Josué por
adorarle (en contraste a Apocalipsis
19:9-10; 22:8-10) nos
sugiere que ésta era realmente
una manifestación de
Dios. Por otra parte, las palabras de
este pasaje dejan abierta
la posibilidad de que Josué no le
adoró al Príncipe, sino
que le adoró a Dios por la apariencia del Príncipe.
El
Angel de Jehová
Algunas de las numerosas
manifestaciones del “ángel
de Jehová” parecen
ser teofanías. El ángel de Jehová
apareció a Agar, habló
como si fuera Dios, y ella le llamó
Dios (Génesis 16:7-13).
La Biblia dice que el ángel de
Jehová apareció a Moisés
en la zarza ardiente, pero
después dice que Dios
habló con Moisés en aquella
ocasión (Exodo 3; Hechos
7:30-38). Exodo 13:21 dice
que Jehová iba delante
de Israel en una columna de nube,
mientras que Exodo 14:19
dice que el ángel de Dios estaba con la columna de nube. El ángel de Jehová apareció a Israel en Jueces 2:1-5 y habló como Dios. Jueces 6:11-24
describe la apariencia del ángel de Jehová a Gedeón y luego dice que Jehová miró a Gedeón. Nuevamente, el
ángel de Jehová apareció a Manoa y a su esposa, y ellos creyeron que habían visto a Dios (Jueces 13:2-23).
Otras visitaciones del
ángel de Jehová no indican si
eran manifestaciones
de Dios mismo o no, aunque la
gente presume con frecuencia
que lo eran. Algunos ejemplos son las apariencias a Abraham en el Monte Moríah y a Balaam (Génesis 22:11-18; Números 22:22-35). A veces
el ángel de Jehová claramente no es una manifestación de Dios. Algunos ejemplos son las apariencias a David
y a Zacarías (II Samuel 24:16; I Crónicas 21:15-30; Zacarías 1:8-19). (Véase el Capítulo VII para más discusión.)
El ángel del Señor en
el Nuevo Testamento aparentemente no es más que un ángel, y por cierto no es Jesucristo (Mateo 1:20;
2:13; 28:2; Hechos 8:26). Al analizar todos estos versículos de las Escrituras, algunos dicen que el ángel de Jehová siempre es una
manifestación directa de Dios. Sin embargo, algunas de las arriba mencionadas instancias no apoyan esta idea
y dos de ellas actualmente la contradicen. Otros dicen que el ángel de Jehová es en algunas instancias una
manifestación de Dios, y en otras no. Esta segunda idea parece ser consistente con las Escrituras. Una
tercera idea, sin embargo, es que el ángel de Jehová nunca es Jehová, sino un ángel literal. Para apoyar esta
última idea, uno enfatizaría que los ángeles son voceros, mensajeros, y agentes de Dios. En otras palabras, esta
idea contiende que es correcto decir que “el Señor dijo” o “el Señor hizo” aunque El lo dijo o
lo hizo mediante la agencia de un ángel. Bajo esta idea, una descripción de un hecho de Dios en el relato de una apariencia angelical
es sencillamente una manera de decir en breve que Dios actuó por medio del ángel. Ya que los escritores bíblicos
hacen claro al principio de los relatos que un ángel era el agente directo, no tiene que existir ninguna ambigüedad
o discrepancia. En esta idea, las personas que reconocieron la visitación de Dios o estaban equivocadas en su creencia
que habían visto a Dios mismo, o, más razonablemente, reconocieron que Dios estaba usando un ángel para hablarles
y entonces se dirigieron a Dios mediante el ángel. Hay otra manera de reconciliar esta tercera idea con
los versículos de la Escritura que identifican al ángel de Jehová con Jehová mismo: a saber, que el ángel apareció visiblemente,
pero que el Señor también estaba presente invisiblemente. Entonces, las referencias al Señor como actuando o hablando
podrían significar literalmente el Señor y no el ángel.
En resumen, es evidente
que el ángel de Jehová en el
Antiguo Testamento no
era siempre el Señor mismo. Una
persona puede sostener
plausiblemente que el ángel de
Jehová jamás era una
teofanía actual, pero no puede contender con seriedad que el ángel de Jehová era siempre una teofanía. La explicación
más sencilla es que la frase, “el ángel de Jehová,” a veces se refiere a una teofanía de Dios pero en otras ocasiones
denota nada más que unángel ordinario. Un erudito trinitario resume la idea predominante de la
siguiente manera:
“En el Antiguo
Testamento el ángel de Jehová
podría ser solamente
un mensajero de Dios (la
misma palabra hebrea
significa mensajero), distinto
de Dios mismo (2 Samuel
24:16), o podría
ser identificado con
el Señor mismo hablando de
Sí mismo . . . el hecho
de que Dios no puede ser
ilustrado con claridad
es típico de las teofanías del
Antiguo Testamento .
. . Dios tiene la libertad de
manifestar Su presencia,
al mismo tiempo que los
humanos tienen que ser
protegidos de Su presencia
inmediata.”
Melquisedec
Muchos le consideran
a Melquisedec como una teofanía
(Génesis 14:18). Hebreos
7:3 dice que él era sin
padre, sin madre, y
sin genealogía. Esto podría significar
que él era Dios en forma
humana, o podría significar sencillamente
que su origin genealógico
no se hallaba registrado.
Hebreos 7:4 (en la traducción
King James en el
inglés) se refiere a
él como un hombre. Aunque uno le
considere como siendo
un hombre ordinario o una teofanía
de Dios en forma de
hombre, el era un típo o una
sombra de Cristo (Hebreos
7:1-17).
El Cuarto Hombre en el Fuego
Una supuesta teofanía
es el cuarto hombre quien
apareció en el fuego
cuando Sadrac, Mesac, y Abed-nego
fueron lanzados al horno
(Daniel 3:24-25). El rey pagano
Nabucodonosor dijo,
“He aquí yo veo cuatro varones
sueltos . . . y el aspecto
del cuarto es semejante a hijo de
los dioses” (Daniel
3:25). En el idioma original (arameo)
no hay un artículo determinado
que precede a hijo; es
decir el no precede a hijo en este pasaje. La versión
Reina-Valera traduce
esta frase como “hijo de los dioses.”
El rey estaba usando
terminología pagana y no tenía
conocimiento alguno
de la futura llegada del unigénito
Hijo de Dios. Lo más
probable es que el rey vió un ángel,
pues él describió esta
manifestación como un ángel
(Daniel 3:28). Parece
ser que la frase “hijos de Dios”
puede referirse a seres
angelicales (Job 38:7). A lo máximo, lo que vió Nabucodonosor podría ser solamente una teofanía temporal de Dios. Es seguro que esta no era
una vista del Hijo de Dios descrito en el Nuevo Testamento, pues el Hijo no había nacido y el papel del Hijo no
había empezado. (Véase el Capítulo V.)
¿Hay Teofanías en el Nuevo Testamento?
El Nuevo Testamento
no registra ninguna teofanía de
Dios en forma humana
fuera de Jesucristo. Por supuesto,
Cristo era más que una
teofanía; El no era solamente Dios
apareciendo en la forma
de un hombre sino que era Dios
vestido de un cuerpo
y una naturaleza humana verdadera.
El ángel del Señor en
Mateo 1:20, 2:13, 28:2 y Hechos
8:26 parece ser un ángel
y nada más; no hay evidencia al
contrario. Es claro
en estos pasajes que el ángel no es
Jesucristo. Esto concuerda
bien con la conclusión que el
ángel de Jehová no era
siempre Jehová mismo. La única
cosa que podría ser
una teofanía en el Nuevo Testamento
es la paloma en el bautismo
de Cristo. (Véase el Capítulo
VIII para una discusión
completa de la paloma y la razón
especial por su apariencia.)
¿Por qué esta falta
de teofanías en el Nuevo Testamento?
La razón es que no hay
necesidad de ellas. Dios se
halla plenamente expresado
en Jesucristo. Jesús declara y
revela completamente
al Padre (Juan 1:18). Jesús es la
imagen del Dios invisible,
el resplandor de Su gloria, y la
imagen misma de Su sustancia
(Colosenses 1:15, Hebreos
1:3).
Conclusión
En el Antiguo Testamento
Dios escogió revelar varios
aspectos de Su naturaleza
al hombre por medio de varias
teofanías. En la era
del Nuevo Testamento, la revelación
progresiva de Dios mediante
las teofanías culminó y hallo
perfecto cumplimiento
en Jesucristo. Esto nos lleva a los
Capítulos III y IV y
a la gran verdad que Jesús es el único
Dios del Antiguo Testamento.